jueves, 2 de septiembre de 2010

Encuentro.

- ¿Y cómo vas? – te digo como para romper el hielo.
- Bien. – Me dices con tu mirada perdida no sé dónde.
- ¿Quieres comer algo? – Te pregunto, asumiendo que tienes hambre y estas agotada del viaje que has hecho solo para conversar.
- No gracias, no tengo apetito.
- Ok.
- Cuéntame algo o nos quedaremos en eterno silencio.- Te digo algo apremiante.
Me miras con esos ojos profundos y me dices:
- Te acuerdas de Andrés.
- Si claro que me acuerdo, me moría de los celos porque estaba contigo.- bromeo.
- Con Andrés llevamos 2 años viviendo juntos y planeamos formalizar pronto…
- ¿Ya y? – Te respondo con desdén.- ¿Esperas mi aprobación?
- No, enfermo, yo soy feliz con él, no me falta nada, es atento, tierno, pero….
- Pero... ¿Qué?
- No sé, siento que algo no encaja.
- Encajar, já, perdona mi mente está algo torcida.
- No cambias en nada.
- Si he cambiado, pero no pretendo publicarlo.- sentencio. – Ya termina de decirme que te preocupa.
- Es que… te acuerdas cuando te decía que me cautivaba de un hombre.
- Pff… Claro, que te hiciera reír, que no dejara de tomarte la mano, que no dudara en robarte un beso en cualquier parte, etc.
- Me conoces bien.- Me dices mientras sonríes.
- Tengo buena memoria.
- El tema es que ya no es el mismo. Ya no me hacen gracia sus bromas, ni tenemos esos arranques de ternura.
- Pero bueno. Eso es normal que suceda, más si estás conviviendo, ya no huele tan rico… jajá.
- Ridículo, en verdad… estoy asustada, no dudo de mis sentimientos, y aunque suene pendeja, estoy confundida.
- ¿Y has conversado con él?
- He tratado, siempre me dice que la rutina, que el trabajo, etc.
- Y que han hecho para salir de la “rutina”.
- Nos organizamos para salir a cenar, o ir al cine durante la semana.
- ¡Mierda! Para mí ya eso es como obliguémonos a hacer algo juntos, en vez de disfrutarlo.
Sabes te voy a contar una tontera. Yo tengo un amigo, se llama Pablo. Es el digno ejemplo del amor trimestral. El dice que cuando uno se empota deja de disfrutar el amor, por eso, no puede estar más de 3 meses estable.
- ¿Y eso que tiene que ver conmigo?
- Déjame terminar la idea.- El punto es que bien en el fondo él sabe que no es capaz de mantener el interés de esa mujer por más tiempo y se ahorra el hecho de invertir o sufrir para más adelante.
- Todavía no veo la relación.
- Fácil o difícil, este tipo, Andrés, ha invertido tiempo en ti y quiere seguir haciéndolo. El tema es como cresta se pegan el porrazo y vuelven a ser los tortolitos que conocí.
- Jajá. Tú crees que lo podemos sobrellevar.
- De más. Van a tener que reconquistarse de alguna forma y tú la cortes con tu miedo al compromiso.
- ¡Ah!, yo también tengo la culpa.
- Son dos ¿no? Y tú eres mina.
- Que antipático. Igual me gusta hablar contigo.
- Lo sé.
- Que sobrado.- ¿Y tú sigues solo?
- Sí.
- Que fome.- ¿Y por qué?
- Mejor, pidamos la cuenta.

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