Si es verdad siempre me escuchas reclamar solamente. Nunca se me ha dado fácil decir las cosas que tratan de sentimientos. Me cuesta demasiado. Te las puedo escribir mil veces pero tal vez tanta metáfora tampoco es fácil de entender.
Estoy aprendiendo denuevo te repito una y mil veces. Me cuesta dar cada paso, me cuesta acercarme siendo que todo es tan sencillo, tan instintivo, nada es más simple que amar.
Ahora miro nuevamente y me doy cuenta que el equilibrio está a un paso de distancia y sinceramente me atemoriza. No sé en qué momento opté por evadirme de los sueños, que me encantaría compartir contigo… ¿Quién más? Inconscientemente has sido quien me ha enseñado que la vida es más que un trabajo y filosofar de la vida.
Me miras pero no creo que me puedas entender, esa es mi lógica. Me he degastado hasta el agotamiento en encontrar las razones que justifiquen el hecho que carezco de la sustancia esencial para preservar algo hermoso en mi vida.
Suena triste verdad.
Tú con tu infantil coquetería has inspirado mi alma. Quizás no signifique mucho para ti pero has hecho añicos la maqueta que había construido durante años.
Qué ironía lo que tanto había evitado hoy se enraíza nuevamente, liberándome, sacudiéndome, consumiéndome, enseñándome.
Me encuentro aprendiendo denuevo, volviendo a esa base que cuando niños no nos importaba regalar una caricia, un beso, hasta un sencillo... te quiero.
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